Nuevo recopilatorio de la Banda de la Guardia Real en su 275 aniversario

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Artículo de Antonio Santodomingo Molina                                                      

Tiempo estimado de lectura, 18 minutos

Un pentagrama por España: obras de Francisco Grau Vegara. Unidad de Música de la Guardia Real (antigua Banda de Alabarderos), F. Grau (dir.), José A. Cecilia (bajo), L. Ramiro (narrador); coros Orfeón de Castilla del Ayto. de Madrid, Ciudad Lineal-Club de tenis Chamartín, Maestro Vallejo de Torrevieja, Alba Jarameña de Cuenca. Bandística, CD V-3267-2021. 

Con el título Un pentagrama por España, la Unidad de Música de la Guardia Real (antigua Banda de Alabarderos) ha lanzado un doble CD con obras de Francisco Grau Vegara (1947-2019). Este monográfico es el complemento al concierto-homenaje que le ofreció al compositor de Bigastro, el Estado Mayor de la Defensa el pasado 23 de noviembre de 2021 en el Teatro Monumental de Madrid. Esta retrospectiva consta de 19 piezas, la mayoría grabadas durante el periodo en el que ocupó el podio de esta agrupación entre 1988 y 2008. 

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Grau Vegara fue su decimocuarto director y el tercero que más tiempo estuvo al frente de esta banda, después de Emilio Vega Manzano entre 1911 y 1937; y Leopoldo Martín Elexpuru en 1867/68, y un segundo periodo entre 1875 y 1893. Es el compositor que más rastro ha dejado tanto en el archivo musical, con más de 350 entradas; como en los programas de los conciertos estudiados por la doctora Eva Folch (p. 86), con 278 piezas entre obras propias y arreglos, convirtiéndose Grau Vegara en el autor más veces programado. Fruto de este impacto es este doble CD que ha sido editado a finales de 2021, justo en el año en el que este ensemble musical ha cumplido el 275 aniversario de su fundación. 

La Unidad de Música de la Guardia Real nació como «agrupación musical organizada» el 4 de mayo de 1746, fecha en la que Felipe V firmó la Real Cédula (Archivo General de Simancas, Secretaría de Guerra, legajo 84) por la que se estableció una harmoniemusik en la Compañía de Alabarderos. Formada por parejas de oboes, clarinetes, bajones y trompas, se creó para dar a la compañía «un mayor lucimiento», en palabras de su propio capitán, el duque de Medinaceli. La Guardia Real ya contaba con otros instrumentos musicales como la trompeta desde prácticamente su creación en 1493 en que se formó la primera Guardia Vieja de Castilla, según podemos leer en La Guardia Real en su historia (p. 30). La compañía de los Guardias de Ayora o Guardias Alabarderos (p. 7) también incorporó un tambor y un pífano desde prácticamente su creación en 1505 durante la primera regencia en Castilla de Fernando el Católico. A pesar de la presencia de trompetas, tambor y pífano en los cuerpos de la Guardia Real, estos instrumentos no podían desempeñar las funciones de unidad de música por sí solos.

Así pues, la Guardia Real cuenta con agrupación musical organizada con funciones de unidad de música, desde el 4 de mayo de 1746, siendo uno de sus primeros actos oficiales en los que participó, la entrada pública en Madrid de los reyes Fernando VI y María Bárbara de Braganza a mediados de octubre de ese mismo año. Fue su primer músico mayor Mariano Rodríguez Rubio (1797-1856), quien dirigía la Banda del Cuerpo de Guardias de la Persona del Rey y tras su disolución en 1841, él y otros profesores pasaron a engrosar la de Alabarderos. Anteriormente a este año no tenemos constancia de ningún músico mayor que dirigiera la agrupación alabardera, quizás porque el tamaño de su plantilla hasta esa fecha no lo hacía necesario. 

Según transcurrieron los años fue nombrada como Banda de Alabarderos, Banda del Real Cuerpo de Guardias de la Reina, Banda Republicana, Banda de Música del Regimiento de la Guardia del Jefe del Estado (también conocida como Banda del Generalísimo), así como Banda y Música de la Guardia Real, hasta llegar a la actualidad con el de Unidad de Música de la Guardia Real (antigua Banda de Alabarderos), o Banda del Rey como también se la conoce en el ámbito bandístico. Esta destacada longevidad de 275 años, la convierte en una de las orquestas de viento más antiguas del mundo que ha llegado viva hasta la actualidad, siempre ligada a la Jefatura del Estado español, con un rico archivo histórico musical, con una nutrida discografía, con una destacable proyección internacional y con un fuerte impacto en la cultura bandística del país ya que por sus atriles han pasado numerosos profesores, intérpretes, directores y compositores, que a su vez han influido en otras agrupaciones y han creado escuela. 

Como contrapartida a esta larga longevidad beneficiada por su ubicación en el aparato protocolario y de seguridad de la Jefatura del Estado, también ha vivido momentos de incertidumbre ligados a la misma suerte de la propia Jefatura. La banda fue disuelta durante el Sexenio Revolucionario por cambio de régimen político. Al acabar la Guerra Civil en 1939, no se permitió formar parte de ella a ningún antiguo profesor de la Banda Republicana, siendo rehecha con nuevos músicos, según ha estudiado Ricardo Fernández de Latorre en su Historia de la Música Militar en España (p. 522). A comienzos de la Monarquía Parlamentaria se retiró del catálogo de Philips el único LP comercial que había grabado, cuatro años antes durante el periodo de la Dictadura Militar, según referencias de Ricardo Vidal Tolosa en su breve biografía De cabo músico republicano a director de la Banda del Generalísimo (p. 127). Seguramente porque a alguien le incomodaba que en la portada del vinilo figurara el nombre de Banda del Generalísimo.  

Incluso en la actualidad, estos periodos todavía son recordados con cierta cautela y desconfianza, sobre todo en los que se denominó Banda Republicana y Banda del Generalísimo. Quizás esto influya para que se tenga en cuenta la opinión de algún seudohistoriador sobre la fecha de fundación de la banda, quien la retrotrae a 1707 sin la debida verificación de la fuente archivística que cita, y otras veces a 1874 sin el apoyo de ninguna base documental. En ocasiones se olvida que son profesores músicos al servicio del Estado y no del sistema político del momento. Músicos de calidad acreditada por ejemplo, en el éxito que tuvieron en el festival de bandas militares europeas celebrado en París en 1933 que algunos musicólogos como Emilio Casares han calificado, en la entrada «Vega, Emilio» del Diccionario de la Música Española e Hispanoarmericana, de hito histórico en la cultura bandística del país. O las numerosas distinciones con que cuenta, entre las que destacan el premio «Aula de Paz 2001» que otorgó el Ayuntamiento de Mieres por «contribuir a favor de la comprensión y de la educación, así como por el fomento de la paz y los valores humanos» en palabras del propio jurado. Así como el «Escudo de oro 2007» por el Patronato de Habaneras de Torrevieja. Actualmente la agrupación está liderada por el teniente coronel músico Armando Bernabeu Andreu y el capitán músico Francisco Juan Rodríguez como director adjunto. 

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Entre los recopiladores que han seleccionado las piezas de este monográfico cabe destacar al hijo del homenajeado, Francisco Grau Ramírez (también director del proyecto), así como a Jesús Camuñas Calcerrada o a Joaquín Granero. «Elegir 19 composiciones de entre algo más de 700 que ha compuesto Grau Vegara no es tarea fácil» en palabras de los propios compiladores. Dos pistas para escoger los pasodobles de concierto y marchas militares que a su vez definen parte de su personalidad: el cariño a su familia y la predilección por su tierra natal. Mi dama manchega (CD 1) es un pasodoble de concierto que define el primer elemento para su elección, el amor a su familia. Elegancia es el principal rasgo de este trabajo que fue dedicado a su mujer, la albaceteña Gloria Ramírez en 2010 coincidiendo con su nombramiento como «Embajadora de la Feria de Albacete» por parte del Ayuntamiento. Frases y temas escritos con finura y distinción, que la banda ejecuta con holgura y nobleza y que Fernando Egea con su solo de clarinete en el trío, remata con gusto y gran musicalidad. La marcha militar Por el honor de ser español (CD 2) está dedicada a su hijo Francis Grau. Escrita en 2018 «creo que fue la última marcha militar que compuso él» en palabras del propio dedicatario. Una marcha de madurez con unos temas muy frescos y un trío con reminiscencias muy chispeantes del Himno Nacional de España. En una grabación del 2021 dirigida por el actual titular, Armando Bernabeu, la banda exprime el salero y el garbo de los temas, y al mismo tiempo, la agilidad y marcialidad del carácter castrense de la pieza.   

Bigastro (CD 1), el segundo pasodoble de concierto, está dedicado al pueblo alicantino que le vio nacer y que le nombró Hijo Predilecto y su vez, define el segundo elemento para su elección, la predilección por su tierra natal. Desde la misma introducción ya podemos atisbar la principal característica del mismo, la sencillez, la cual es plasmada en dos simples intervalos de octava ascendentes y uno de quinta descendente; como un retorno a los inicios musicales tonales básicos, como un regreso a la esencia de su tierra natal. Sencillez que no abandona en todo el pasodoble y que adorna en el contrapunto del trío al repetirlo por tres veces con  diferente orquestación, dotándolo de una asombrosa originalidad. Otra tierra que marcó la personalidad de Grau Vegara es Melilla por ser su primer destino y además, fue donde tomó contacto con una de las unidades militares que más huella deja a quien sirve en ella, La Legión. Dos piezas definen este sentimiento como son Evocando unas tierras y Boceto Legionario

En el intermedio Evocando unas tierras (CD 2), el bigastrense rememora dos lares bien diferentes como son el melillense y el alicantino. Gong, trompa, oboe y campanas se alternan para introducirnos en el ambiente de exotismo árabe que se verá reforzado en el elegante primer tema mediante elementos alhambristas como el intervalo de segunda aumentada, la ornamentación de las frases o la escala y cadencia andaluzas. La banda muestra aquí su sonido más sedoso y delicado y al mismo tiempo, reivindica cierta libertad interpretativa que se manifiesta con levísimos desfases de tempo de las maderas agudas como recurso estilístico, haciéndolos coincidir con los momentos de tensión de las frases. La agrupación luce su gran paleta de matices en la repetición del segundo tema, con una grandiosa sonoridad que recuerda a las marchas moras de las fiestas de moros y cristianos de su tierra alicantina. 

Boceto legionario (CD 2) fue estrenado en el Teatro Kursaal (antiguo Cine Nacional) de Melilla en 2002 por la propia Unidad de Música de la Guardia Real. Grau Vegara alterna las principales páginas de la música legionaria como El novio de la muerte, Legionarios y Regulares, La madelón, así como La canción del Legionario, entre otras. La agrupación exhibe su faceta más aguerrida y castrense, con unos tempos muy vivos, una sonoridad muy brillante y unas frases muy bien articuladas que nos hacen recordar fácilmente la letra. No carece la pieza de momentos de gran originalidad tímbrica como la introducción de La madelón en la que los flautines presentan el tema de una forma muy chispeante, adornado con un contrapunto por la trompa de Juan Antonio Pastor.

Grau Vegara poseía grandes habilidades para las relaciones sociales. Esto le facilitó sacar adelante muchos proyectos como el aumento de la Banda de la Guardia Real en 20 plazas, la instauración en 1988 del ciclo Primavera Musical en el Palacio Real; la creación del Centro Docente Militar de Formación del Cuerpo de Músicas Militares, la plasmación en las leyes de la Carrera Militar de los nuevos empleos de coronel músico y de general músico; o que el presupuesto de la Banda Sinfónica Municipal de Albacete, de la que también fue director titular entre 2012 y 2015, no disminuyera durante esos años de crisis económica cuando se practicaban grandes recortes generalizados. Entre los recursos que contaba para cristalizar todas estas mejoras, de las que solo menciono unos ejemplos, estaba la dedicatoria de composiciones musicales. Este doble CD recoge algunas de ellas como la marcha de revista El viejo Almirante, las marchas militares CESMUR, Los pínfanos, o la marcha lenta El Cristo de los Alabarderos

La marcha El viejo Almirante (CD 2) fue compuesta para las revistas militares del Jefe del Estado. Esta pieza sustituyó a la Marcha de Revista de S.M. el Rey escrita por José López Calvo y ambas son herederas de las marchas solemnes y ceremoniosas como La Guardia de Alabarderos de Mariano San Miguel o El Abanico de Alfredo Javaloyes.  El título de El viejo Almirante hace referencia a D. Juan de Borbón y Battenberg a quien está dedicada. Lo interesante de la pieza son sus elementos rítmicos como la alternancia entre el binario y el cuaternario, la acentuación de los tempos débiles, o la importancia de la percusión que protagoniza a solo la breve transición hacia la segunda sección. El autor opta por repetir hasta tres veces la introducción y el primer tema en detrimento de un breve trío con fuerte sabor a los toques de caballería, en referencia al escuadrón de caballería integrado en las paradas militares de la Guardia Real que el Jefe del Estado pasa revista con asiduidad. 

CESMUR (CD 2) es el acrónimo de su dedicatario, César Muro, quien fue jefe de la Guardia Real y posteriormente de la Unidad Militar de Emergencias. Es una marcha castrense de corte clásico con pífanos y gaitas, y con especial importancia para los contrapuntos de las trompetas. El conjunto la interpreta con pulso bien decidido y con una buena fusión de todas las cuerdas, entre las que destacan los saxos y los clarinetes en su registro medio, los cuales se unen en el trío como si de un único instrumento se tratara, consiguiendo un timbre extremadamente sedoso. 

La marcha militar Los pínfanos (CD 1) está dedicada a los alumnos de los Colegios de Huérfanos de militares y Guardia Civil por ser con esta palabra, pínfanos, como se les denomina. Esta marcha combina la fresca y chispeante beta melódica de su autor en un tema introducido por los flautines que recorre toda la marcha y que es contrapuesto con células del Himno de Infantería. Carlos Barbado con el flautín protagoniza el solo en el trío queriendo imitar a uno de los miembros de su familia instrumental, el pífano, con el que el autor establece un juego semántico entre las palabras «pínfano» y «pífano». También muestra sus grandes dotes de orquestador al superponer hasta cinco capas melódicas a la vez antes de la segunda sección, donde la banda realiza un buen equilibrio de claridad entre ellas. Los pínfanos fue galardonada con el Premio Ejército en 1981 en la modalidad de composición musical.

El Cristo de los Alabarderos (CD 2) es una marcha lenta dedicada al Santísimo Cristo de la Fe, también conocido como Cristo de los Alabarderos desde que en 1753 fueron invitados miembros de este cuerpo de la Guardia Real, a procesionar con el Cristo por el centro histórico de Madrid. Esta tradición se mantiene en la actualidad durante la tarde del Viernes Santo, por los miembros de la Congregación del Cristo de los Alabarderos, la mayoría, miembros de la Guardia Real. Grau explota la disparidad desde varios puntos de vista. Contrapone las intimistas melodías de la primera sección con la espectacularidad temática de la repetición del trío. Confronta la textura contrapuntística de la introducción con la melodía acompañada de la primera sección. Busca el antagonismo en la orquestación al reivindicar las sonoridades barrocas en la introducción con una sencilla instrumentación basada en las maderas (oboes, clarinetes, flautas y fagot), que contrasta con un potente uso del tutti en la grandiosa repetición del trío. Además, maneja con maestría el uso del silencio como recurso estructural utilizado por  ejemplo, como separación de los temas en la primera sección, o al interrumpir el fin del trío con la coda; así como al introducir una cuña al final de la segunda sección, donde podríamos esperar la coda, para sorprendernos con la repetición de la introducción en pleno trío sobre la que plasma un recitado “Señor mío y Dios mío / Cristo de la Santa Fe / tenme siempre a tus pies…”, con el que un alabardero se dirige al Cristo y que en esta versión ha sido desechada, eliminando uno de los puntos culminantes de la pieza. La banda responde bien a este juego de contrastes al que añade un uso amplio de la paleta de matices como podemos comprobar en el trío.

Grau Vegara obtuvo con su obra sinfónica para banda, hasta trece premios de composición, llevándole a estar presente en más de veintidós certámenes tanto nacionales como internacionales. Esta faceta compositiva está excelentemente representada en este monográfico con obras como Mosaico compostelano, El cuervo blanco, En homenaje, Capricho mediterráneo y Noches alicantinas. La composición Mosaico compostelano (CD 1) fue galardonada con el segundo premio en el concurso de composición para banda «Año Santo Compostelano, 1982» otorgado por el Ayuntamiento de Santiago de Compostela. Estructurada en tres movimientos, destaca su fuerte sabor gallego basado en alegres temas del folclore en los movimientos primero y tercero, «Alborada y Ronda», los cuales enmarcan a un intimista segundo movimiento, «Plegaria». En este último, la agrupación consigue moldear las frases con gran delicadeza, además de manejar los puntos de tensión con maestría. La unidad de la obra se ve afectada ya que la versión del tercer movimiento «Ronda» es diferente de la de los dos primeros, con una grabación distinta que muestra dispar sonoridad. 

La lectura por parte del compositor alicantino del libro El cuervo blanco: un grito en la muerte de Susana (1988), en el que su autor, Juan Abad Caja, narra la trágica lucha contra la leucemia de la joven protagonista, provocó la necesidad de componer una pieza inspirada en esta desgarradora historia. Así nació El cuervo blanco (CD 1), un ballet en tres actos titulados «La canción de Susi», «Campanas para un ángel» y «El vals de la esperanza», de los que solo aparece el tercero. En él, Grau plasma magistralmente el impactante contraste entre la desdicha y aflicción con una desgarradora melodía en el lento inicial, con el optimismo y la esperanza del tempo de vals en el que la trompeta de Santiago Molina, convierte la triste melodía inicial en un alegre tema de vals con su clara dicción y fraseo. 

El Certamen Internacional de Bandas «Ciudad de Valencia» tiene especial relevancia tanto en la biografía del compositor bigastrense como en la de esta agrupación musical. Esta actuó como banda invitada en las ediciones de 1924, 1928, 1932 y 1998; y Grau Vegara fue miembro del jurado en 1990, 1991, 1996 y 1997. Además, cinco de sus composiciones fueron obras obligadas durante varios años: Quimeras (1985), Música para un Certamen (1991), Olbap (1994), Fantasía para banda sinfónica (1997) y Capricho Mediterráneo (2002). Esta última aparece estructurada en un único movimiento con tres grandes secciones. La obra busca explorar al máximo los límites de la banda, quien se muestra muy segura desde la misma introducción con unos planos muy potentes y equilibrados. Estos ofrecen una buena claridad tímbrica sobre todo entre los metales agudos y la percusión. Lucidez que vuelve a deslumbrar de nuevo en la dificilísima afinación de las maderas agudas en el tema principal de la primera sección, o en el fugato central con muy buena precisión en la articulación. También pone a prueba la musicalidad de los solistas de entre los que destacan Vicente Germán Samper al clarinete por su gran exquisitez y fascinante pianísimo, el corno inglés de José Luis Almudever quien repite el mismo solo pero con ideas propias, así como la sorprendente fermata del tuba Juan José Badía.

Grau Vegara dedicó el poema sinfónico En Homenaje (CD 1) a su padre. Dividido en tres secciones en un movimiento único, presenta importantes complejidades rítmicas en los extremos que contrastan con la sencillez del tempo de marcha central. La agrupación se muestra bastante segura en la sección inicial pero no consigue iguales resultados rítmicos en los poliritmos de la tercera. Los contrastes tímbricos buscados por el autor quedan plasmados con claridad aunque la importancia que tienen en la partitura las cuerdas graves como las tubas, queda demasiado diluida en la grabación. Aparece muy conseguido el estruendoso acorde final como culminación de una utilización de la armonía en los límites del sistema tonal. Es muy destacable el solo de trompeta de la primera sección por Manolo Cáceres quien nos muestra su gran flexibilidad y sus potentes agudos. Además de la brillante actuación de la percusión sobre todo en la segunda sección, que culmina con dos intervenciones a solo.   

Noches alicantinas (CD 2) es un tríptico sinfónico estructurado en tres movimientos. En «Noche Mora», con temas de las fiestas de  moros y cristianos, la agrupación consigue un notable contraste entre el intimista tema de la primera sección que José Almudever dice con el corno inglés con extraordinaria delicadeza; con la extrovertida segunda sección basada en una marcha mora. Sobre el tema de la habanera Torrevieja de Ricardo Lafuente, Grau Vegara compone el segundo movimiento titulado «Noche de habaneras» en el que evoca las cálidas noches del Certamen de Habaneras de Torrevieja, del que hablaremos más adelante. La agrupación se desenvuelve con fluidez en el juego rítmico que el autor elabora sobre el ritmo de habanera y que introduce con una sorprendente polirritmia. Destaca la densidad y solidez del quinteto de trompas en la sección central sobre el que las maderas agudas diseñan mediante una sedosa articulación, el tema principal de la habanera “Es Torrevieja un espejo…”. Les Fogueres de Sant Joan se rememoran en el último movimiento «Nit del Foc», en el que el autor bigastrense estiliza la estructura del pasodoble de concierto. La misma introducción del primer movimiento sirve para presentar temas populares de esta festiva noche alicantina. Mario Moya elabora el suyo con un solo de bombardino que recrea con elegancia en la segunda sección.

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En el catálogo de Grau Vegara destacan numerosas composiciones basadas en hechos heroicos del pueblo español. Piezas que intentan revivir el sentimiento patriótico, de las cuales, algunas aparecen en este doble CD como Estampa del 98, Madrileños o Boceto Legionario. La pieza descriptiva Estampa del 98 (CD 2) es un collage con materiales de procedencia diversa y que narra el regreso a España de los últimos soldados desde Cuba y Filipinas. Cantos de amor y de añoranza, coplas de despedida y temas nacionalistas como la marcha patriótica de la zarzuela de Chueca y Valverde titulada Cádiz, la habanera «Adiós, adiós, lucero de mis noches…», el tema principal de 1492: la conquista del paraíso compuesta por Vangelis, la habanera «Yo te diré / porqué mi canción…» de la película de 1945 Los últimos de Filipinas o la marcha-habanera Soy Español de Ricardo Lafuente. Grau Vegara no escatima en medios ya que utiliza un narrador que la voz de Luis Ramiro materializa con empaque, los coros Maestro Vallejo de Torrevieja y Alba Jarameña de Cuenca que consiguen entremezclarse con la sonoridad de la banda con gran distinción y el bajo José Antonio Cecilia quien, con una voz muy bien trimbrada, dice el texto con extrema claridad. A todo ello también hay que unir el solo de flauta que Federico Ibáñez dibuja con precisión cristalina en uno de los puntos culminantes de la pieza, como es la introducción al tema de Vangelis. 

La habanera tiene un peso muy destacado en la pieza, ya que es un elemento característico de la personalidad del autor alicantino, como hemos podido comprobar en el segundo movimiento de Noches Alicantinas titulado «Noche de habaneras». Grau Vegara fue durante casi tres décadas, presidente del jurado del Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja. En este concurso obtuvo varias distinciones como el «Escudo de Oro» y el «Premio Diego Ramírez», ambos en 2004. También materializó una larga cooperación entre los coros de Torrevieja y la Unidad de Música de la Guardia Real al participar aquellos durante numerosas ediciones en los conciertos del ciclo Primavera Musical en el Palacio Real. Y además, esta ofreció un concierto de música popular en Torrevieja en 2006 con el cantante Francisco González. Con el coro Maestro Vallejo de Torrevieja y Alba Jarameña de Cuenca, también grabaron los músicos de la Guardia Real el CD Música para una conmemoración (2007) dentro de las celebraciones del 30 aniversario de la creación del Ministerio de Defensa. Y una agrupación de coros de Torrevieja participó en el concierto-homenaje póstumo a Grau Vegara el pasado 23 de noviembre de 2021 en el Teatro Monumental de Madrid.   

El bajo José Antonio Cecilia también protagoniza la breve canción patriótica Madrileños (CD 2), acompañado por los coros Orfeón de Castilla del Ayuntamiento de Madrid, Ciudad Lineal y Club de tenis Chamartín, así como por la propia banda. «Sal madrileño a luchar…» es el inicio de un texto que exhorta a la población de Madrid en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas napoleónicas. Cecilia afronta con fluidez un ritmo sincopado sobre el tempo de pasodoble que es salpicado con salero por las trompetas con breves células del toque de Generala y del Himno Nacional. La grabación cuenta con la espontaneidad del directo pero la falta de claridad denota los escasos medios con los que fue grabada el día de su estreno en el Auditorio Nacional de Madrid el 3 de mayo de 1996. Aunque por otra parte, gracias a Jesús Camuñas tenemos este único registro de aquel día. 

En definitiva, una monografía sobre Grau Vegara que combina la frescura de algunas piezas grabadas en directo con la profundidad de otras obras registradas en estudio. Y aquí tenemos una de las contradicciones de este doble CD. Se anuncia en él que ha sido grabado en directo en el Teatro Monumental de Madrid el 23 de noviembre de 2021, pero la mayoría de los registros son del periodo en el que Grau Vegara estuvo al frente de esta agrupación musical entre 1988 y 2008. Diferentes grabaciones realizadas en diversos momentos que si bien quiebran la unidad del conjunto, al mismo tiempo presentan una gran riqueza interpretativa donde podemos observar la evolución sonora del conjunto durante estas dos décadas. 

En conclusión, una muy recomendable retrospectiva de la obra del maestro alicantino que recoge casi todos los géneros que abordó. Quizás se eche en falta haber incluido algunas de las piezas que arregló o compuso para los conciertos durante las visitas a España de los jefes de gobierno o de estado extranjeros, en los que se intercalan obras que hacen referencia a ambos países. Composiciones que recogen el sabor y las sonoridades del país visitante como la suite sinfónica Música para una estación compuesta para la visita en 1994 de los emperadores de Japón, Akihito y Michiko, entre otras muchas que Grau Vegara creó y adaptó para estas ocasiones.

BIBLIOGRAFÍA

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  • Vidal Tolosa, Ricardo, 2010: De cabo músico republicano a director de la Banda del Generalísimo. Madrid, Edición Personal. 

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