JUAN CARLOS SEMPERE BOMBOÍ. DIRECTOR, COMPOSITOR , DOCENTE Y ETERNO ESTUDIANTE

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Juan Carlos Sempere Bomboi (Albaida, 1976). Profesor de piano y licenciado en pedagogia y Composición y Orquestación por el Conservatorio Superior “Oscar Esplá” de Alicante. Máster en investigación musical por la VIU y actualmente realizando el doctorado en musicología en la Universidad de Valladolid. Ejerce la docencia en el Conservatorio Profesional “Joan Cantó” de Alcoi como profesor de armonía y fundamentos de composición y de los cursos de dirección y composición de Coria del Río (Sevilla). Actualmente es el director de la Sociedad Musical la Tropical de Benigànim y del Grup Barxell d’Alcoi.

Siempre quise ser pianista
«Empecé con la música a los 7 años en la Primitiva de Albaida, el Gamell. En mi familia no tenía nada más que una tía que tocara el piano. Así que podríamos decir que no me viene de tradición familiar. En aquella época, en un pueblo como Albaida, los niños teníamos pocos sitios donde ir. Así que la mayoría íbamos a música y a los Scouts. Y ambas cosas, cabe decir, te dan unos valores que te fraguan como adulto.
Recuerdo como si fuera ayer aquellos años de estudios elementales en el Gamell en los que venía un tribunal del Conservatorio de Valencia a examinarnos en lo que entonces se denominaban “exámenes libres”. Posteriormente llegó el momento de elegir instrumento, y yo quería ser pianista. En aquella época era difícil que una sociedad musical en un pueblo nos pudiera dar clase de piano. Así que, de la mano de Manuel Boscá, que recientemente nos ha dejado, y de Reme Tormo Belda, continué mis estudios hasta que accedí al Conservatorio “Mestre Vert” de Carcaixent. Conservatorio en el que estudié piano con Belén Valiente y Enrique Subiela. Que bonitos años aquellos en los que junto a mis amigos y, hoy grandes profesionales de la música en su mayoría, íbamos en tren o con furgonas que alquilaban nuestros padres hasta Carcaixent. Para nosotros eran una fiesta las tardes de conservatorio. Posteriormente me trasladé al Conservatorio de Ontinyent, en el que terminé el grado profesional con los profesores Juan Giménez y Rosa Campos. Y justo en aquellos años tuve la suerte de poder estudiar piano también con Javier Esplugues y Brenno Ambrosini.
Ahí ya tenía claro que me quería dedicar a la música y, a la par que empezaba a dar clases, entré en el Conservatorio Superior de Alicante. Primero hice pedagogía y posteriormente Composición y orquestación. De esa época de grado superior me quedo con lo mucho que aprendí con todos los profesores. Pero especialmente de mi gran maestro de composición, Joan Enric Canet. Sus clases eran una verdadera delicia y en ellas yo era una esponja absorbiendo su gran sabiduría y buen hacer.
Durante esos años académicos compaginé los estudios oficiales con estudios de órgano con Vicent Ros, de saxo, de percusión, de fagot y de viola. Estudios que me aportaron un mayor conocimiento organológico para componer. Además, comencé a iniciarme en el mundo de la dirección de la mano de otro de mis grandes maestros, José Rafael Pascual Vilaplana. Profesor con el que estuve cinco años aprendiendo a dirigir y quien me metió en vena el mundo de la dirección. Tras él vinieron distintos profesores de dirección de distintas escuelas y academias que me ayudaron a curtirme. Podría nombrar a Jan Cober o Vicente Soler Solano, o a los profesores con los que pude realizar distintos cursos como Mercedes Padilla, Rafael Sanz Espert, Pehlivanian o Norman Milanés. Y estos últimos estudios aunados confluyeron en mi mayor pasión, componer y dirigir.
Más tarde accedí al máster de investigación musical en la Universidad Internacional de Valencia. Me gustó el academicismo universitario y terminado el máster, accedí al doctorado en musicología en la Universidad de Valladolid. Además, con la suerte de tener como director de tesis a un referente en la investigación musicológica como es Carlos Villar-Taboada. Actualmente me encuentro en proceso de redacción de tesis y espero poder defenderla durante el presente curso.
Soy un músico en continua formación y un eterno estudiante.»


Demasiadas cargas lectivas
«Evidentemente, vemos problemas en el mundo de la música, aunque siempre nos quedemos con todo lo bueno que nos da. Que esto es con lo que te quedas, con lo que te aporta. Pero si hay que enumerar algún problema actual, podría empezar por una cuestión pedagógica. Creo que todos observamos una gran carencia en los conservatorios. Y no me refiero a la necesidad de dotar a los mismos de unas buenas instalaciones, que también. Los músicos deberían dedicar más horas a su especialidad y profundizar en cuestiones interpretativas y de investigación, de manera que, entre otras cuestiones, aumentara su capacidad crítica. Pienso que hay una carga lectiva excesiva de asignaturas superfluas. Y, si a esto le sumamos que cada vez que se cambia un gobierno (o antes), se cambia el plan de estudios, tenemos la perfecta confluencia de factores que hacen que los estudios nunca acaben de encaminarse correctamente. Yo también soy del pensar que desde que el Solfeo se llama Lenguaje Musical, empezaron nuestros problemas.
Y otro problema que veo es que, a día de hoy, en pleno siglo XXI, aun tengamos que excusar y explicar por qué y cómo nos dedicamos a la música. A quién de nosotros no le han preguntado a qué se dedica y al decir, a la música, te han dicho, ¿y, a qué más?
Como comentaba anteriormente, a cada cambio de plan de estudios, se maltrata más a las enseñanzas artísticas y en especial a la música. Y así, nunca gozará de la salud social de la que debería gozar.
Pese a todo, nos dedicamos a la música porque nos llena y nos hace felices. Aporta muchísimo más que problemas da.»

Hay que ser feliz para llegar a la meta

«Si les gusta la música, o lo que sea, que se dediquen a ello. O al menos, que lo intenten, que no dejen sus estudios. Será la única manera de que sean felices, dedicándose a aquello que les gusta.
Cuanto me gustaría que mis alumnos, cuando el primer día de clase les pregunto qué quieren ser, y me dicen: músico, arquitecto, médico, maestro o zapatero… me dijeran “queremos ser felices”. Solo de esa manera llegaran a la meta que se propongan.»

Manoli Aracil

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