El Auditorio de Castelló fue ayer el escenario de un concierto memorable que marcó el regreso del maestro Francisco Signes al frente de la Banda Municipal de Castelló. Trece años después de su jubilación, el prestigioso músico ofrecía un repaso extraordinario a su trayectoria compositiva, emocionando a un público que llenó el recinto y celebró su legado con prolongadas ovaciones.
El repertorio incluyo obras icónicas de su carrera, pero uno de los momentos mas especiales de la velada fue la interpretación de la Suite Progenie, una pieza profundamente personal compuesta en honor a sus cuatro hijos. Cada movimiento de esta obra esta dedicado a uno de ellos, reflejando en música la conexión familiar y los matices únicos de sus personalidades. La emotividad de Progenie no deja a nadie indiferente, consolidándose como uno de los instantes mas destacados del concierto.
El maestro también tuvo un gesto especial al resaltar la jubilación de Vicente Ortiz, miembro de la Banda Municipal de Castellón, dedicándole unas palabras llenas de admiración por su trayectoria y compromiso. Como broche de oro, el concierto concluyó con el Rotllo i Canya, el emblemático pasodoble castellonense, que fue interpretado como preludio de las fiestas de La Magdalena. Este final, cargado de simbolismo y tradición, arrancó una ovación unánime del público que celebra la conexión entre la música y la identidad de Castelló.
Francisco Signes, quien dirigía la Banda Municipal de Castelló entre 1983 y 2012, es considerado una figura imprescindible de la música de bandas en España. Ademas de haber sido director invitado de prestigiosas agrupaciones nacionales, su faceta como creador lo ha consolidado como un referente artístico cuya influencia trasciende generaciones.
Con una solida formación en Piano, Contrapunto, Fuga y Dirección de Orquesta y Coros en el Conservatorio Superior de Valencia, Francisco Signes ha dejado un legado compositivo que sigue vigente en auditorios y festivales de todo el país. Su regreso, en el marco del centenario de la Banda Municipal de Castelló, no solo permitía disfrutar de su maestría como director, sino también celebrar una obra que forma parte esencial del patrimonio cultural de la ciudad.