Fallece el compositor Josep Maria Mestres Quadreny, a los 91 años

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Poco después del mediodía de este lunes la Fundació Joan Brossa ha emitido un escueto comunicado en el que anunciaba el fallecimiento a los 91 años del que fuera su presidente, el compositor Josep Maria Mestres Quadreny.

“Decimos adiós a la música visual, a los ojos llenos de luz de un sabio del patrimonio musical catalán”.

Suficientes palabras para describir a una de las personalidades más abiertas, inquietas y estéticamente arriesgadas de toda la producción peninsular del siglo XX que nos ha dejado tras no poder superar las complicaciones de una intervención quirúrgica.

Josep Maria Mestres Quadreny había nacido en Manresa el 4 de marzo de 1929 y cursó estudios de químicas en la Universidad de Barcelona antes de tomar la decisión de dedicarse exclusivamente a la música a finales de la década de 1940. Animado por las enseñanzas del nunca bien ponderado Cristòfor Taltabull (mentor también de otros grandes compositores como Josep Soler, Joan Guinjoan, Carles Santos o Xavier Benguerel) Mestres se abrió rápidamente a las nuevas tendencias que llegaban del centro de Europa aunque él siempre confesó estar más influido musicalmente por Tàpies o Miró que por compositores como Xenakis. Ya en ese momento y en el seno de Dau al Set iniciaría su productiva amistad con Joan Brossa.

Los ocho minutos de su Pieza para sierra mecánica de 1965 fueron el primer ejemplo de música totalmente electrónica creado en nuestro país y cuatro años después su composición Ibèmia para orquesta de cámara fue la primera partitura creada por ordenador siguiendo conceptos estrictamente matemáticos. Mestres se mantuvo activo hasta finales del pasado siglo, escribiendo también diversos tratados de musicología y una biografía sobre su admirado Robert Gerhard que se publicó en 2011.

Sus últimas composiciones se publicaron en el año 2000 mostrando el abanico estético en el que todavía se movía el compositor manresano incluyendo una pieza para cuatro flautas, otra para piano a cuatro manos, un dúo para guitarra y acordeón, música para varios percusionistas y cinco poemas para rapsoda y flauta. Ese año se le concedió el Premio Nacional de Música de la Generalitat catalana.

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