Cultura desatasca sus ayudas

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 Foto: JOSÉ ESTRUCH

En uno de los años en los que posiblemente se necesiten más las ayudas públicas para sacar adelanto proyectos artísticos y empresariales en el mundo de la cultura, el Institut Valencià de Cultura se había embarcado (antes de la crisis sanitaria, todo sea dicho) en la ardua tarea de renovar las bases de las ayudas que otorgan tanto a las artes escénicas como al audiovisual y a la música. Las malas coincidencias han hecho que, si la burocracia complica habitualmente los plazos, el coronavirus lo haya alargado más aún. Con todo esto, en pleno ecuador del año, no hay noticia de la convocatoria de las ayudas para 2020. En los próximos días, sin embargo -y con algo de retraso-, el Consell dará el último paso antes de ello: aprobar las nuevas bases.

Hay que diferenciar conceptualmente entre base y convocatoria:

la primera se refiere a un documento de máximos que sirve como pilar sobre el que, cada año, se construye la segunda. La secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit, anunció algunos de los cambios más significativos a principio de enero. En el caso del audiovisual, creaba nuevas modalidades para extender las ayudas a los rodajes, a la distribución y a la exhibición, además de empezar a considerar a las series documentales; en las artes escénicas, hacían lo propio con tres nuevas líneas: las ayudas bienales a la producción profesional de un montaje escénico, ayudas bienales a las salas de exhibición y ayudas para la asistencia a ferias; en cuanto a la música, también anunció nuevas partidas para favorecer la programación en salas de exhibición, asistencia a ferias, organización y mantenimiento de estructuras administrativas, ayudas a la composición de obras de nueva creación vinculadas al estreno y a la producción de vídeos musicales. Además, subía los importes máximos a percibir para la gran mayoría de categorías. Entonces, Tamarit confiaba en poder resolver los trámites en unas semanas o meses.

El optimismo con el que fueron recibidas estas novedades, que fueron consensuadas con las asociaciones profesionales a finales de 2019, el Consell Jurídic Consultiu emitía en mayo un veredicto en el que instaba a hacer cambios en profundidad a Cultura al ver «falta de transparencia» y «poca objetividad» en los criterios de evaluación. Pedía, por ejemplo, que se eliminaran valoraciones subjetivas como «la coherencia expositiva del proyecto, el grado de complejidad y riqueza de la estructura dramática» o «la originalidad e interés de la propuesta», además de censurar la falta de los baremos que especificaran cómo se otorgaban los puntos (es decir, que las bases decían que se daban hasta un máximo de X puntos por un logro, pero sin profundizar en qué hacía falta para conseguir cada uno de los puntos). Por último, instaba a la Conselleria a que las personas que evaluaran las propuestas no fueran un jurado mixto que compongan funcionariado público y profesionales del ámbito privado, pidiendo que se apartaran estos segundos.

Artículo de: Culturplaza

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