GONZALO BERNÁ PIC TRIUNFA EN SU TIERRA

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XXV Febrero Musical Cox 2018, la Orquestra de la Comunitat Valenciana, que tiene su sede en el Palau de les Arts «Reina Sofía» de la ciudad del Turia, ha significado un punto de inflexión y de máxima atención en la presente edición de dicho ciclo musical cojense.
El otro factor que ha determinado la expectación despertada ha sido la actuación en el pódium de uno de los hijos más admirados de esta localidad, perteneciente a la comarca de la Vega Baja del Segura, como es el clarinetista originalmente, Gonzalo Berná Pic, músico de inquieta personalidad dada su cuádruple proyección de solista, compositor, director y didacta del arte de los sonidos, a las que hay que añadir su faceta de organizador de conciertos y concursos instrumentales, actividad más que demostrada con acierto en el Febrero Musical de Cox.
Ante un público que abarrotaba el recinto del auditorio, dirigió un programa serio a la vez que popular con una de las orquestas punteras de la región valenciana, de las muchas que existen en esta tierra eminentemente aficionada a este noble arte. Para predisponer al oyente, eligió la obertura Leonora III, Op. 72a de Beethoven, obra que permitía sacar todo el temperamento del maestro dado el progresivo crecimiento expresivo de la obra y la efusividad de su stretta final, que predispuso a la vez que desencadenó la primera ovación de la noche.
La variedad de pasajes que contiene la Primera suite «Carmen» de Georges Bizet, sirvió para que se pudiera percibir la cantidad de recursos técnicos del director, fundamentalmente su expansiva capacidad de comunicación, en una doble trayectoria, hacía la orquesta como creador de dinámicas y responsable de métrica y ritmo, y hacia el público, llevándole a que se sienta atrapado por el discurso de la obra. Ambas cualidades las maneja muy bien el maestro Berná, aprendidas y labradas en su amplia experiencia como instrumentista que ha vivido con innumerables directores la manera de construir música.
Esta fundamental cualidad de todo aquel que pretenda ponerse con solvencia delante de una orquesta alcanzó su máxima expresión en la Quinta Sinfonía de Piotr I. Tchaikovsky, verdadero referente del sinfonismo romántico. Lo primero que se percibía era el gran trabajo realizado en los ensayos, donde se ha cuidado al detalle los diversos estados anímicos que el compositor quiere reflejar. En el primer movimiento, Berná contrastó la serenidad de su principio con el animoso Allegro y el lírico apunte de vals subsiguientes. Dejó que los vientos cantaran con todos sus matices en el Andante, destacando los trombones en su final, predisponiendo así a un esperado sosiego conclusivo. La elegancia con que condujo el tercer movimiento, enmascaraba los tintes de tristeza que encierra, sin dejar de traslucirlos después del ánimo con que impulsó a la cuerda en su parte central. Finalmente, llegó al máximo grado dramático en la construcción del Andante que cierra la sinfonía, especialmente en la manera de entender el designio trascendente que quiere Tchaikovsky transmitir con esta composición, anticipando de alguna manera el abrumador sentimiento trágico que irradia su Patética.
El maestro Berná Pic, con esta actuación, ha venido a romper ese refrán tan injusto que dice «nadie es profeta en su tierra». Un enfervorecido público que en gran mayoría no dejaba de saludarle personalmente a la salida del concierto, demostraba un contento generalizado y gran reconocimiento a su arte, que se ha manifestado en todas sus posibilidades ante la profesionalidad de un instrumento como la Orquestra de la Comunitat Valencia, bien dimensionada para esta ocasión, y de ágil y fiel respuesta.

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